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Inteligencia emocional: 5 componentes
- 10 de noviembre de 2020
- Publicado por: Dra Carmen Zorrilla
- Categoría: Inteligencia y gestión emocional
Que difícil se hace a veces tratar con los compañeros de trabajo, con los hijos o con la pareja!!! A veces pareciera que hablamos un lenguaje diferente al que aprendimos en la infancia. En parte así es en parte, ya que cuando éramos pequeños no nos enseñaron otro lenguaje, el lenguaje emocional; es decir, no aprendimos a ser emocionalmente inteligentes. Pero nunca es tarde, nuestros padres hicieron lo que pudieron con formación que tenían; ahora nos toca mejorar aquellos aspectos que lo necesitan como la forma de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos.
Lo que nos ofrece la Inteligencia Emocional son herramientas y habilidades con las que resolver mejor las complejidades de nuestra vida diaria. Son 5 elementos que la componen.
1. Autocontrol.
Cuando un niño tiene 4 o 5 años hay un área que le cuesta mucho dominar: el autocontrol. Se frustrará con frecuencia, no será capaz de aplazar las gratificaciones, ni esconder su enfado cuando su hermano coge su barco de Playmobil o cuando le rompe un camión sin querer.
Los niños más pequeños presentan estas conductas porque las áreas cerebrales relacionadas con el control de los impulsos y las emociones aún no están completamente maduras. Es sobre los 7 años cuando este tipo de conductas empiezan a asentarse, siempre y cuando nos guíen en ésta habilidad. Por ello es importante que los padres sean conscientes de comportarse con autodominio.
La autorregulación de las emociones, el pensar antes de hablar o de actuar, la capacidad de reflexión, así como la habilidad de controlar nuestros impulsos son clave para ser más hábiles emocionalmente. No digo reprimir, digo regular nuestra forma de responder, hablar sin herir, escuchar de forma empática, etc.. Eso, cuesta…..
2. Conocimiento de uno mismo.
Decía Mark Twain que ayudar a una persona a conseguir lo que quiere puede ser fácil, pero el problema es que en este mundo casi nadie sabe lo que quiere exactamente. Pocas cosas son tan complejas como lograr conocernos a nosotros mismos en profundidad y poder actuar entonces en consecuencia.
Aún más, si complicado es tener claras nuestras prioridades en cada momento, más difícil es ser conscientes de nuestras emociones. Un estado emocional determinado condiciona nuestra conducta, nuestros pensamientos y el estado de ánimo, nuestro temperamento y carácter. Ser conscientes de ello, saber qué nos duele, dónde nos duele y el por qué de ese sufrimiento, molestia o contradicción nos permitirá poner en práctica una adecuada regulación emocional y ser mucho más competentes en materia de Inteligencia Emocional.
3. Automotivación.
La motivación intrínseca es el mejor motor para la mente y el corazón. Es la fuente de la superación personal y la energía positiva capaz de darnos aliento aún cuando las cosas no marchan bien y todo se pone cuesta arriba.
La motivación la encontramos en nuestro propósito vital, lo que yo quiero y me importa en la vida. Por otro lado el conocimiento de nuestros valores y principios y alinearlos con nuestros objetivos nos dará esa energía para seguir y vivir.
4. Empatía.
La empatía es otro de los componentes de la Inteligencia Emocional más importante. Es ese vínculo con el que mejorar las relaciones con los demás, ese canal con el que conectar con quién tenemos en frente, pero sin dejar de ser nosotros en ningún momento. Conectar, ponernos en su piel, pero sin dejarnos arrastrar por las emociones del otro. Sin perder nuestro centro.
Hay que saber leer las emociones, hay que descifrar gestos, matices, tonos de voz; manteniendo esa compostura sabia y firme con la que responder en consecuencia. Esto nos pone en camino de ser la mejor ayuda, el mejor facilitador.
5. Habilidades sociales.
Las habilidades sociales son el engranaje perfecto para nuestro desarrollo personal y profesional. Debemos ser para nosotros mismos “el mayor impulso” y no nuestro peor enemigo. Porque sí, a veces lo somos.
Somos nuestros propios enemigos cuando no somos asertivos, cuando no sabemos comunicar, cuando no nos respetamos a nosotros mismos, cuando nos falta paciencia, apertura, compasión, positividad, escucha activa. Todo esto y mucho más es lo que se contiene en esa caja de herramientas llamada “habilidades sociales” y que deberíamos dominar.
Estos cinco componentes, son las 5 pilares sobre los que descansa nuestra vida emocional y autoestima saludable, la fuente de nuestro bienestar.
Fuente: Inteligencia Emocional. Daniel Goleman. Ed. Kairós. 2010.
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