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Cuando me amé de verdad
- 14 de octubre de 2020
- Publicado por: Dra Carmen Zorrilla
- Categoría: Desarrollo personal Inteligencia y gestión emocional
Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene un nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Hoy descubrí que eso es… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.
Charles Chaplin
Charles Chaplin es uno de los grandes genios del cine, una mente lúcida, con una idea muy clara de lo que quería transmitir; un mito fundamental de la cultura del siglo XX. En su filmografía abundan las obras maestras, auténticas joyas llenas de imaginación y brillantez, que le han hecho ocupar uno de los lugares privilegiados de la historia del cine.
Pero además de esa lucidez multidisciplinar, Chaplin nos regaló profundas reflexiones cómo éste poema que escribió con setenta años, en el que recuerda que a lo largo del camino de la vida uno “se da cuenta” que ha crecido como persona, conoce el significado de la palabra sabiduría; todo toma un color más intenso, la vida se vuelve más lenta…más serena. Casi nada tiene mucha importancia, pero ese casi nada, es tan importante !!!.
Dejó de resistirse y de empujar el río de su existencia. Comprendió que la mente no puede luchar con el corazón, sino que deben trabajar juntos. Contempló su existencia con unos nuevos ojos, los ojos de la tolerancia.
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