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¿Donde está nuestra ternura?
- 7 de junio de 2020
- Publicado por: Dra Carmen Zorrilla
- Categoría: Desarrollo personal Inteligencia y gestión emocional
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” La ternura encuentra su satisfacción en el propio acto, en la alegría de estar lleno de amor y calidez, de tomarse al otro seriamente, de respetarlo y hacerlo feliz.”
Erich Fromm
La ternura es la expresión más auténtica de la afectividad, es el vínculo más poderoso e imprescindible para fortalecer un apego más sano y fuerte en la infancia, constituyendo el apoyo emocional más importante para un niño que luego integrará su afectividad a lo largo de la vida adulta.
El cuidado, mimo y el afecto ponen al descubierto una correcta educación de los sentimientos, de las emociones. Cuando cumplimos años abandonamos esa ternura para construir un muro alrededor de nosotros y así evitar que nos hagan daño. A medida que vamos creciendo ponemos cada vez más distancia con las personas, pensando que para ser adulto hay que mostrar robustez y carácter.
Nos revelamos con nuestros queridos peluches que nos han acompañado durante la niñez, contra nuestros Playmobil, contra las muestras de cariño de los seres queridos.
De esta forma nos alejamos de lo que hemos sido y entramos en el mundo de los adultos, en ese mundo en donde la expresión de sentimientos en ocasiones la vemos como un signo de debilidad, y nosotros queremos ¡¡ser fuertes.. muy fuertes… !!!
Cuando llegamos a adultos hemos sacrificado mucho, dejamos de lado nuestro mundo emocional y en muchas ocasiones la razón está al mando; nos dejamos cuidar menos y cuidamos poco de los demás, nos mostramos poco.
Pero necesitamos Ser y mostrarnos como somos, sin reprimir, somos emoción y corazón; ocultar esto es renegar de nosotros mismos.
Necesitamos crecer sin dejar de ser tiernos, sin miedo a la verdad de nosotros mismos, sin refugiarnos en muros ni mascaras, poner en valor las emociones, sabiendo que las emociones no expresadas generan sufrimiento y enfermedad.
Debemos tener en cuenta que solo mostrándonos como somos y sentimos formaremos vínculos y relaciones más autenticas y plenas.
En este mundo veloz, inconsciente y automático se necesita de cierta serenidad y calma interior, madurez emocional y autoconocimiento para darnos cuenta que los mimos y las caricias son los que marcan el ritmo de nuestro corazón.
¿ Porqué no mostramos más ternura?.
1. Miedo a ser débiles.
A veces nos cubrimos con una máscara de dureza y no mostramos ternura por miedo a ser considerados débiles o flojos. Nos sentimos desprotegidos o desnudos cuando mostramos ésta faceta tan dulce y humana. Al no dejar salir la bondad y generosidad de nuestro corazón, éste se vuelve insensible y nuestro mundo emocional más pobre, triste y desértico.
Escondemos la ternura por miedo a ser rechazados o a que nos hieran. Nos convertimos en personas frías emocionalmente y como toda represión emocional da lugar a sufrimiento y puede causar trastornos en el equilibrio emocional y físico.
2. La vida acelerada.
No existe ternura en medio de la vida apresurada; no existe ternura en una persona con estrés. Cuando tenemos prisa actuamos de forma poco sensible y cuidada si darnos mucha cuenta de lo que nos rodea, vivimos de forma inconsciente.
“El verdadero signo de fuerza reside en permitirse el lujo de ser delicado”
Tao Te Ching.
La persona tierna es empática sensible y acogedora, es generosa con su tiempo, en sus ritmos y con su presencia.
Para todo ésto vamos a concedernos tiempo, ¿donde vamos con tanta prisa?. yo quiero tener el lujo que dice Lao Tsé, el lujo de ser delicada y tierna.
La ternura al final es expresar “no estás solo, estoy contigo” es ser plenamente humanos y crear lazos de solidaridad con los demás seres vivos. La ternura es cercanía y es el deseo de recrearse en el lenguaje del cariño para complacer el corazón de la otra persona.