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Filosofía antiedad. Parte I.
- 10 de enero de 2018
- Publicado por: Dra Carmen Zorrilla
- Categoría: Coaching Desarrollo personal
La filosofía antiedad persigue que las personas lleguen al final de sus días en plenitud de funciones físicas y psíquicas. El concepto antiaging, engloba una serie de conocimientos y actuaciones científicas, tecnológicas, estéticas y filosóficas que tratan del rejuvenecimiento y de la longevidad en plenitud de los seres humanos. No es un rechazo a la forma natural de envejecer, todo lo contrario, parte de una aceptación de los signos del paso del tiempo en nuestro organismo, para así poder transformarnos.
Responde a la necesidad íntima que tenemos de bienestar físico, calma, claridad mental, belleza, sentimiento de plenitud y de mantener una vida cada vez más longeva. Es una consecuencia de los conocimientos y del nivel de conciencia, cada vez más elevado,que hemos alcanzado.
Es evidente que no envejecemos como nuestros abuelos; los expertos informan que la esperanza de vida va a seguir aumentando. El mayor o menor ritmo de envejecimiento depende de varios factores que se pueden agrupar en tres pilares fundamentales:
I. Carga genética.
La influencia de los factores genéticos está entorno al 30%. Como sabemos, gracias a la epigenética, estos factores pueden ser más o menos decisivos dependiendo de las condiciones externas. Éstas pueden activar o no determinados genes que a su vez van a condicionar nuestro estado físico y psicológico.
II. Actitud mental.
III. Hábitos de vida y salud. Los trataré en la segunda de este artículo.
Actitud mental.
Somos los únicos seres de la tierra que pueden afectar y cambiar su biología con su forma de pensar y sentir. Hoy en día es posible revertir la edad biológica hasta en 20 años por debajo de la cronológica; así lo afirman biogerontólogos como Bill Andrews y Aubrey de Grey, dos de los científicos protagonistas de la revolución antiedad. Cambiando hábitos de vida y realizando determinados tratamientos y terapias, podemos lograr revertir la edad y rejuvenecer hasta un máximo de veinte años. Los resultados los podemos observar no solo en el aspecto exterior, sino que también se sienten y además son fácilmente medibles a través de analíticas, una vez finalizado el proceso.
La mente está poblada de pensamientos, ideas y creencias
1.- Hay creencias potenciadoras que nos abren puertas. Si pensamos que somos inteligentes, ésto nos dará la fuerza y la confianza para llevar a cabo un proyecto nuevo, por difícil que pueda resultar.
2.-También llevamos en nuestra mente creencias limitantes, que nos impiden actuar como deseamos. Por ejemplo, si consideramos que las personas de 50 años son mayores para emprender un nuevo camino laboral, nos sentiremos inseguros para cambiar nuestro rumbo profesional. Pero es posible cambiar estas creencias, ya que las identidades no son cerradas y estamos en constante progreso para desplegar nuestro potencial en la vida.
Cada célula tiene una respuesta diferente dependiendo del tipo de pensamiento. Cuando son constructivos, positivos e ilusionantes dan lugar a emociones positivas; lo que contribuye a un rejuvenecimiento. Por ello debemos de ser conscientes de nuestro dialogo interior, convencidos de que es posible bajar la edad cronológica y la biológica cambiando la edad psicológica.
Nuestra vida es el reflejo de nuestra forma de pensar. Para estar dispuesto a rejuvenecer practiquemos el pensamiento positivo. La psicología positiva estudia diversos aspectos como:
1. La resiliencia, que es la capacidad de sobreponerse a la adversidad.
2. La entereza para enfrentarse a los contratiempos y aprender de ellos, de manera que lejos de debilitarnos, puedan llegar a fortalecernos.
Acostumbrémonos a ver la botella medio llena, ver el lado bueno o positivo de las cosas. El malestar y el sufrimiento nos debilitan y producen enfermedad y envejecimiento. Una depresión hunde el sistema inmunológico, enamorarse lo fortalece. La desesperación y la falta de esperanzas aumentan el riesgo de sufrir ataques cardíacos o contraer un cáncer, acortando así la vida. El gozo y la satisfacción nos mantienen saludables y prolongan la vida.
Ésto significa que no es posible trazar con certeza la línea entre psicología y biología. Cientos de descubrimientos científicos, de las tres últimas décadas, verifican que el envejecimiento depende del individuo en un grado mucho mayor del que se ha soñado nunca. Si queremos cambiar nuestro cuerpo hemos de cambiar primero nuestra conciencia. “Son los vacíos en el conocimiento de nosotros mismos los que nos hacen víctimas de la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. Perder la conciencia es perder la inteligencia, perder inteligencia es perder el dominio sobre nuestro cuerpo.” Deepak Chopra.
Varios son los factores sobre los que podemos actuar:
Realizar una buena gestión de las emociones desterrando los pensamientos y las emociones negativas como el estrés y el miedo.
Profundizar en el autoconocimiento.
Tomar conciencia de nuestra vida, a través de técnicas como la meditación y la respiración consciente.
Fomentar la creatividad nos mantiene en un estado de flujo, en el que no existe tiempo, ni espacio. Buscar actividades que nos guste realizar, en las que el tiempo parece no existir; como pueden ser pintar, bailar, escribir, etc; todo aquello que nos haga fluir con la vida y no resistirnos a ella. Nos pasamos el tiempo empujando el río, es hora de darse cuenta de que fluye solo. Pero además de que la creatividad nos hace fluir, contribuye a fomentar la neurogénesis y la neuroplasticidad de nuestro cerebro.
Hasta mediados del siglo pasado se pensaba que el cerebro se iba debilitando y muriendo con los años. Posteriormente se descubrió que se producían dos procesos que revolucionaron el conocimiento de nuestra mente y que tienen una importancia capital en el campo del antienvejecimiento: Neurogénesis y Neuroplasticidad.
La neurogénesis consiste en el nacimiento de nuevas neuronas hasta el final de nuestra vida. La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para cambiar su estructura y su funcionamiento dependiendo de todo aquello que vivimos y de las experiencias que tengamos. El cerebro dedica mayor espacio de la corteza a los comportamientos que más se practican o repiten y restringe el de las actividades que menos se realizan. Por ello el aprendizaje y la repetición de una conducta, habilidad física y actividad lúdica hacen que el cerebro establezca nuevas conexiones neuronales aumentando su capacidad funcional y rejuveneciéndolo.
Por ello, haz cosas nuevas: aprende un idioma, pinta, cambia tus rutinas, aumentando así tu capacidad de adaptación, relaciónate con gente diferente, abre la mente y la mente rejuvenecerá. La clave es pensar que nunca es tarde para nada. La frase de Kippling lo resume bien, “tanto si crees que puedes como si no, estás en lo cierto”. Pues acertemos pensando que podemos, que podemos hacer cualquier cosa, que podemos rejuvenecer.