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Romper con los hábitos
- 2 de diciembre de 2017
- Publicado por: Dra Carmen Zorrilla
- Categoría: Ciencia Desarrollo personal Sin categoría
En las últimas décadas se ha descubierto que el cerebro y el resto del cuerpo interactúan con potentes señales electroquímicas. Son sustancias llamadas ligandos, la primera de ellas son los neurotransmisores (NT), mensajeros químicos que envían señales entre las células nerviosas para que el cerebro y el sistema nervioso se puedan comunicar. Otro de los ligandos son los neuropéptidos (NP), tienden un puente entre cerebro y cuerpo para hacernos sentir de acuerdo a nuestros pensamientos, son mensajeros químicos que dan orden a las glándulas para que produzcan hormonas. El último ligando son las hormonas (H), relacionadas con los sentimientos o emociones, hacen que nos sintamos de una forma en particular. La palabra emoción la usamos como sinónimo de sentimiento y es la reacción del cuerpo a un pensamiento.
Veamos un ejemplo: si piensas en pedirle a tu hijo explicaciones por sus malas notas, los NT iniciarán en tu cerebro un proceso mental que te producirá un estado mental. Los NP le enviarán químicamente al cuerpo una señal en concreto para que las glándulas suprarrenales liberen, en este caso, adrenalina y cortisol dos hormonas del estrés que harán que te sientas enfadado, triste.
Cuando tienes pensamientos positivos de agradecimiento, amor o alegría, produces sustancias químicas que te hacen sentir muy bien, y cuando tus pensamientos son de miedo o preocupación, como hemos visto en el ejemplo anterior, nos sentiremos impacientes, ansiosos y preocupados gracias a la participación de los ligandos.
Entre cerebro y cuerpo existe una sincronicidad y sintonía en cada momento. Ésto quiere decir que cuando empezamos a sentir de acuerdo a como pensamos, también comenzamos a pensar conforme nos sentimos, ya que al cerebro llega una determinada respuesta química procedente del cuerpo.
Por ello cuando pensamientos y sentimientos coinciden, mente y cuerpo actúan como una unidad y ésto da lugar a un determinado estado de ser. Puede ser de culpabilidad, de preocupación, ansiedad, serenidad, gratitud. Un estado de ser significa que nos hemos acostumbrado a un estado mental – emocional, a una forma de pensar – sentir que se ha convertido en parte de nuestra identidad.
Esa identidad la describimos basándonos en como pensamos, sentimos en el momento presente: estoy sereno, estoy sufriendo, soy inseguro, soy positivo. Estos estados, prolongados durante años crean un estado de ser memorizado, como si no pudiéramos cambiar.
Nos definimos con ese estado de ser; nuestros pensamientos – sentimientos se han fusionado, y ésto queda memorizado y configura nuestra personalidad. Los mismos pensamientos y sentimientos de siempre crean determinadas pautas mentales y emocionales, que a su vez dan lugar a determinadas acciones, respuestas que se suceden de forma automática.
Se considera que a los 35 años, nuestra identidad o personalidad esta totalmente formada, es decir a esa edad hemos memorizado una serie de conductas, actitudes, creencias, hábitos, respuestas condicionadas que llevamos programados sin que nos demos cuenta. Como solo un 5% de nuestra mente es consciente, eso quiere decir que el 95% restante esta dirigida por programas automáticos subconscientes.
El 95% de quienes somos, de nuestra identidad, depende de programas involuntarios, conductas memorizadas y reacciones emocionales programadas. El 95% del día vivimos de forma inconsciente; nos dejamos llevar por los hábitos y aunque a veces nos gustaría dejar el hábito de ser como somos, de caer siempre en los mismos errores, y realizar las mismas conductas dañinas; nos cuesta mucho cambiar.
Cuando vivimos una experiencia con carga emocional, después tenemos un pensamiento sobre ese episodio. El pensamiento se convierte a su vez en un recuerdo que reproduce de forma refleja la emoción de la experiencia. Si pensamos de forma repetida en aquel recuerdo, el pensamiento, el recuerdo y la emoción acaban fusionándose en una sola cosa y memorizamos la emoción, todo ello se produce de forma no consciente sin que nos demos cuenta de ello.
Y cualquier pensamiento fortuito, cualquier estímulo sensorial, activa la emoción memorizada. Estos desencadenantes emocionales pueden ser evidentes o sutiles, pero todos afectan a nivel subconsciente y antes de poder procesar lo ocurrido, vuelves a sentir ese estado emocional químico de pena, rabia y tristeza. En cuanto ésto sucede el cuerpo es el que dirige la mente. Es una de las razones por las que nos cuesta tanto cambiar.
Cuando una reacción emocional surge y dura horas o días es un estado de ánimo; cuando esa reacción emocional dura semanas o meses se convierte en temperamento y si dura meses o años es un rasgo de la personalidad, los demás te describen como iracundo, resentido, inseguro, etc. Los rasgos de la personalidad se suelen basar en emociones pasadas; la mayoría de las veces la personalidad, como actuamos, pensamos y sentimos está anclada en el pasado.
Gracias a la neuroplasticidad cerebral, un pensamiento activa una red neuronal que se relaciona con una actitud determinada, un comportamiento, una emoción y da lugar a una respuesta hormonal de estrés, de serenidad o bienestar. Estas hormonas del estrés mantenidas en el tiempo, activan determinados genes, como vimos en los mecanismos epigenéticos, produciendo una enfermedad. Determinados pensamientos nos hacen enfermar, y otros nos curan o nos mantienen con buena salud.
¿ Como dejar el habito de ser los mismos de siempre ?
Observando nuestra personalidad actual, como piensas, sientes y actúas y las reacciones emocionales automáticas; es hacerte más consciente de tu mente inconsciente y así evitar de forma automática cualquier pensamiento, acto u emoción que no deseamos experimentar. Con el tiempo los circuitos neuronales relacionados con tu anterior personalidad dejan de activarse, al dejar de tener la misma mente, se deja de tener los mismos sentimientos y actuamos de otra manera, tenemos nuevas experiencias, las cuales nos van a provocar nuevos sentimientos, memorizamos esos sentimientos hasta que se convierten en un estado de ser. La neuroplasticidad y epigenética nos permiten cambiar quien somos, si cambiamos nuestra forma de pensar.
Nos henos habituado a ser quien somos, el 90% de los 70,000 pensamientos que tenemos al día son los mismos que los del día anterior, si me observo y me doy cuenta que en mi vida me he conducido desde el víctimismo, la frustración, la rabia, el rencor, la ansiedad; puedo comprender que esas emociones no soy yo, son el fruto de emociones pasadas, el cambio empieza a ocurrir. La meditación nos permite acceder a nuestra mente subconsciente y observar que pensamientos queremos tener y cuales no. Vemos con claridad como nos gustaría ser y que experiencias crear. Elegimos desde la observación, el autoconocimiento y la plena consciencia como queremos ser y sentir.
Fuentes
Lipton, B. La biología de la creencia, Ed. Palmyra, 2010.
Goleman, D. Inteligencia emocional. Ed. Kairós, 2005.
Dispenza, J. Deja de ser tú. Ed. Urano, 2012.
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Gracias a tí, por tu comentario.Se trata de despertar del sueño de la vida inconsciente, como te decía en el post parece que todos funcionamos en modo automático, no tomamos el control de nuestra vida. Darse cuenta de ésto ya es un paso. Por otro lado elegir muy bien que tipo de pensamientos deseo tener, así habré elegido como me siento. En definitiva elijo mi vida.
Un saludo.