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La fuerza de la compasión
- 9 de octubre de 2017
- Publicado por: Dra Carmen Zorrilla
- Categoría: Desarrollo personal

La compasión es una actitud mental que se basa en el deseo de que las personas se liberen del sufrimiento y está asociada con un sentido del compromiso, responsabilidad y un respeto a los demás.
Para desarrollar el sentimiento de compasión lo más deseable es empezar por el deseo de liberarse uno mismo del sufrimiento, para luego cultivarlo, incrementarlo y dirigirlo hacia los demás. Es llenarse primero de autocompasión para luego ofrecerla a los demás. Supone un reconocimiento de que todos los seres humanos desean como yo, ser felices y superar el sufrimiento.
Por todo ello en primer lugar debemos comprender nuestro propio sufrimiento, aceptarlo, no resistirse, no tener miedo a ese sufrimiento sino mirarlo con los ojos del corazón y a la luz de la conciencia. Toda resistencia a lo que es, engendra más sufrimiento. En cambio la mirada profunda y cercana de lo que nos hace sufrir hace que nazca en nosotros la autocompasión.
En segundo lugar comprender el sufrimiento del otro, aceptarlo para que en nosotros surja el más alto deseo de aliviar ése sufrimiento. Se establece una conexión entre el otro y nosotros, un compromiso y la voluntad de abrirnos a los demás. Vemos al final a los demás, no con prejuicios, si no con la comprensión clara y profunda de que todos somos seres sufrientes que actuamos con mayor o menor acierto guiados por un propósito común y es el de dejar de sufrir.
Aunque los métodos para el cultivo de la compasión son adaptaciones modernas de prácticas antiguas, la metodología de la investigación procede de la ciencia. Se ha creado una red de centros científicos que se han unido en el estudio de la compasión y cómo fomentarla.
En estudios realizados en la Universidad de Carolina del Norte, se observó que la actitud compasiva no solo disminuía la depresión y estimulaba las actitudes positivas, sino que aumentaba el grado de satisfacción con sus vidas, reforzando así sus conexiones con familia y amigos.
En la Universidad de Emory se realizaron estudios con pacientes depresivos, los resultados sugerían que no sólo protegía de la depresión sino que reducía las respuestas corporales frente al estrés.
Las investigaciones de Richie Davidson han mostrado que esas adaptaciones modernas de métodos antiguos provocan cambios beneficiosos en el cerebro, tanto en su estructura como en su función.
El programa de CEB ( cultivar el equilibrio emocional ) ayuda a las personas a cultivar benevolencia, compasión, ecuanimidad y dicha empática.
El grupo de Tania Singer descubrió que después de que las personas practicasen sentir calidez e interés por los demás, podían mirar esas fotos de sufrimiento sin apartar la mirada, abriéndose así a la aflicción ajena. La compasión, sugieren los resultados, nos protege contra la angustia empática, alentando más actividad en los centros cerebrales del afecto, lo que aumenta la resilencia en lugar del desgaste.
Son muchos los estudios que se podrían aportar con similares resultados, y como el Dalai Lama dice en su libro la fuerza de la compasión: ” Las afirmaciones científicas atraen a más gente que las de cualquier religión “; aunque lo más importante es que ” Todos tenemos la responsabilidad moral de afrontar ese dolor y tratar de aliviarlo “.
La ciencia apoya el cultivo de la compasión y ésta no es patrimonio de ninguna religión, sino que es el mensaje que viene del corazón del hombre.