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Gratitud
- 9 de diciembre de 2017
- Publicado por: Dra Carmen Zorrilla
- Categoría: Desarrollo personal Inteligencia y gestión emocional
La Gratitud es actuar con humildad, sin artificios, aprendiendo a valorar lo que de verdad es importante en la vida.
Tenemos muchos motivos para sentir Gratitud, aunque a veces no somos plenamente conscientes de todo lo bueno que nos ocurre y nos rodea. Otras veces siendo conscientes, no sabemos la importancia de sentirla y expresarla.
Incompatible con alguna emoción negativa, no es posible sentir a la vez gratitud y odio, rencor, tristeza, envidia o carencia. Siempre va asociada a emociones elevadas como: amor, plenitud, seguridad; es un reverencia ante la completitud de la vida.
A veces es algo aprendido desde la infancia, como la mayoría de las emociones, pero si no vivimos gratitud en nuestra familia, se puede aprender. Es una fuente de alegría y sobretodo de generosidad, porque somos capaces de expresar los motivos por los que estamos agradecidos a la persona que corresponda.
Hay un relato corto pero elocuente. Dos monjes estaban rezando, uno siempre tenía el aire de estar contento y el otro, a pesar de la oración, siempre estaba triste. Así es que un día el monje triste le dijo al otro:
– Dime, ¿porque si los dos rezamos con igual fervor, tu siempre estás contento y yo no?.
– Te lo diré, tu siempre rezas para pedir algo, en cambio yo sólo lo hago para agradecer todo lo que me ha sido dado.
A veces podemos confundirla con “sentirse en deuda” y de la misma forma que cuando se hace un regalo no se debe esperar nada a cambio; hay que dar sin que el otro se sienta en deuda, es decir sin ofender. Si en nuestro interior queda esa sensación de obligatoriedad por devolver un favor, no estaremos practicando un agradecimiento libre, sincero y espontáneo.
El reconocimiento no siempre es gratitud, ni valoración. Es algo que se produce en ocasiones solo a nivel mental; el agradecimiento en cambio, siempre procede de lo más profundo de nuestro corazón. Como decía Lao Tse ” El agradecimiento es la memoria del corazón”.
Para poder valorar y agradecer nuestro mundo y nuestra vida debemos valorarnos a nosotros mismos, por ser perseverantes, por querer ser mejores, por ser tiernos y cuidarnos, por ser capaces de llorar y reír, por nuestra fortaleza y debilidad.
Todas las personas necesitamos sentirnos valorados por lo que hacemos, por ser como somos, sin embargo es un reconocimiento que a veces nos cuesta obtener. No expresamos todo lo que deberíamos, ni nuestro dolor, ni nuestros sentimientos más elevados como la Gratitud, por vergüenza, por miedo al rechazo, por miedo a poner al descubierto nuestro corazón, por inseguridad. Cuando expresamos es en algún sentido como quedarnos un poco desnudos, nos quitamos las mascaras y sentimos pudor. Pero la expresión de cualquier emoción, es una fuente muy importante de autoestima, el mensaje inconsciente que nos damos a nosotros mismos es, ” lo que yo siento es importante, yo soy importante “. Al final de nuestra vida, solo nos quedará lo que hemos amado y expresado.
Fomentar la cultura del agradecimiento hace que la gente se sienta más motivada y reconocida; se reducen lo niveles de agresividad, se bloquean sentimientos negativos, aumenta la confianza y seguridad en uno mismo y en los demás; aumenta la colaboración entre las personas.
Desde pequeños nos enseñaron que dar las gracias denota una buena educación, pero además es muy saludable emocionalmente. Es un sentimiento de reconocimiento a la vida; es sentir la vida y a las personas que nos rodean.
La gratitud y la alegría de vivir la sentimos cuando centramos nuestra atención en la abundancia y no en sus carencias.
Como decía Violeta Parra, GRACIAS A LA VIDA QUE ME HA DADO TANTO….
Dedicado a la persona más agradecida y generosa que conozco. Mi madre.